miércoles, 2 de diciembre de 2009

Artículo de opinión

El diario Público publicaba el martes 2 de diciembre una noticia con el siguiente titular: El cardenal Barragán asegura que los gays no irán al cielo. Además, el cardenal también afirmaba que el aborto es un asesinato y que la conducta de quien cumple o practica un aborto es probablemente más grave que comprar un revólver.
En pleno sigo XXI, la Iglesia sigue en sus trece, en una postura de conservadurismo absoluto que apenas ha avanzado en siglos. Los individuos y con ellos las sociedades han ido abriéndose paso por la oscura ignorancia, buscando el progreso. Sin embargo, a la Iglesia no le interesa que sus fieles conozcan la verdad, que sean felices. Lo único que entra en sus planes es reprimir todo ápice de libertad, condenar cualquier tipo de placer, desplazar a la mujer a un segundo plano, concebiéndola como el pecado en sí e idolatrar dogmáticamente a esculturas y pinturas de valor incalculable. Todo esto mientras mueren de SIDA los hijos de tantos africanos a los que instaron a no usar preservativo. Así es la Iglesia católica, una gigantesta secta.

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